La vida política del
país desde tiempos inmemorables, ha sido bastante ajetreada e inconstante, por
eso, lo eventos políticos más destacados son indicadores de la realidad
nacional.Ahora dichos sucesos , son la base de un estado acostumbrado a la
mediocridad, la falta de veracidad en las ofertas realizadas, el desinterés
social, disconformidad, pasividad.Entre los mas destacados eventos actuales,
tenemos una sintesis a continuación:
El tribunal respondía
a la destitución por el Congreso de su presidente, Jorge Acosta, por haber
convocado a la ciudadanía a que se pronuncie si está de acuerdo con que se
elija una Constituyente sin aval parlamentario. Este es, precisamente, el
principal punto de fricción: si la Constituyente tendrá o no facultades
superiores a las del parlamento, cuestión que se venía negociando sin que el
gobierno y los diputados consiguieran ponerse de acuerdo.
La convocatoria de una
Constituyente supone la posibilidad de desplazar la corrupta dirigencia
política que maneja el país desde hace décadas. Todos sabían que en algún
momento el enfrentamiento se volvería inevitable, ya que el presidente Correa
no cuenta con diputados propios al no haber presentado listas parlamentarias.
Esa fue, por cierto, una de las claves de su triunfo, ya que el Congreso
-escaparate de los políticos profesionales es rechazado por la inmensa mayoría
de la población. Según encuestas, sólo 15 por ciento de los ecuatorianos apoyan
la gestión del Congreso, al que culpan por la crisis institucional del país.
Por su parte, el
Estado, en manos de una enorme burocracia indolente (en gran medida no
profesional y nacida del clientelismo político) se ha vuelto ineficiente y
estático. Las empresas públicas han sido manejadas demagógicamente por
administradores sin capacitación, y se han convertido en centros de corrupción
y en botín político por el gobernante de turno.
El Estado ecuatoriano,
unitario y centralista, se encuentra en crisis. La tendencia mundial muestra
que una de las vías válidas para la resolución de la crisis del Estado pasa por
la descentralización y por el fortalecimiento de los gobiernos locales. La
descentralización puede constituirse en el instrumento facilitador de una
readecuación de las relaciones entre sociedad civil y Estado, de la
profundización del proceso de democratización y de una reorganización
territorial que privilegie el ámbito local como espacio para el desarrollo y la
atención de las necesidades de la comunidad.
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